sábado, 24 de abril de 2010

Multitudinaria fiesta popular

ICAL, 24/04/2010 - Adaptación de BdC

Las nubes mancharon el cielo de Villalar durante toda la jornada, pero no pudieron ni con la fuerza de un sol de finales de abril ni con las ganas de fiesta de las más de 25.000 personas congregadas en la campa y las calles de la localidad de los comuneros, según cifras facilitadas por la Delegación del Gobierno en Castilla y León.

La música de dulzaineros, redoblantes y grupos se mezcló en el ambiente con el olor a churros y chorizo frito, los gritos de niños y jóvenes y el ondear de banderas desde primera hora de la mañana de una jornada sin incidentes.

Los políticos madrugaron, como ya es habitual, especialmente para el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, quien acudió a las diez de la mañana a la Casa de Cultura de Villalar, donde inauguró la exposición ‘Ritos y tradiciones de Castilla y León’.

Entre fotografías, máscaras, vestidos y otras piezas del folclore, el propio Díaz hizo de cicerone a Herrera y al presidente de las Cortes y de la Fundación Villalar-Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago, en un acto inaugural al que también asistieron la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo; el viceconsejero de Cultura y Turismo, Alberto Gutiérrez Alberca; el alcalde de Villalar, Pablo Villar; el senador José Valín; el delegado del Gobierno, Miguel Alejo; y otras autoridades provinciales.

Jóvenes, niños, familias, abuelos y hasta vecinos de la localidad, se divirtieron con cuatro personajes del folclore tradicional que salieron a la calle, aunque la fiesta no tardó en trasladarse a la campa, donde en la caseta de la Fundación Villalar los políticos compartieron un vino y despidieron al presidente Herrera, quien abandonó la localidad al mediodía.

Aunque el sol no terminaba de triunfar sobre un cielo encapotado, la campa se fue llenando de gente, que llegó a multitud hacia la hora de comer, tanto por la ‘gusa’ como por la visita del ministro de Fomento, José Blanco.

La comida, los cafés y los tranquilos murmullos de la sobremesa apaciguaron un poco los ruidos de la fiesta, pero ésta no tardó en reanudarse, en forma de música y baile, que se prolongaron durante toda la tarde en la misma tierra donde Padilla, Bravo y Maldonado perdieron la batalla frente a las huestes realistas de Carlos I un 23 de abril de 1521.    



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